domingo, 28 de noviembre de 2021

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PROCESIÓN DEL HUMO. A veces, la historia se encuentra detrás, en el anverso. Por donde viene la luz.


Eso ocurre en esta fotografía de la procesión del Humo en Arnedillo (La Rioja), tomada en 1992. La fiesta se celebraba normalmente el cuarto domingo de noviembre, en honor a San Andrés. Su día es el 30.


El patronazgo del santo es, aquí, producto del azar. En el origen, una terrible epidemia de viruela negra, en 1888. El pueblo tenía siete santos y, ante la duda de a quién encomendarse, decidieron poner una vela a cada uno. La de San Andrés es la que permaneció más tiempo encendida.


El humo, como es bien sabido, se utilizaba como elemento purificador en las epidemias. Y de ahí proceden muchas de las hogueras de nuestras tradiciones festivas.


Envuelto en ese humo benéfico recorre San Andrés (él y quienes le acompañan) las callejuelas, estrechas y empinadas, de Arnedillo.


En lugares estratégicos -esquina del barranco, el Cantón, el rincón del tío Basilio-, montículos de romero y brojo, humedecidos para que produzcan más humo.


Como una premonición en estos tiempos, por desgracia, aún de pandemia.


María Ángeles Sánchez

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