viernes, 5 de noviembre de 2021

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 ABRIGUITO CRECEDERO. Ahí voy, a los seis años, tan contenta a mi colegio de las jesuitinas (Hijas de Jesús) de Elche, cuya tapia se ve al otro lado de la calle. Mi madre me había puesto sobre el uniforme (corbata y boina incluidas), como era habitual en la época, un "abriguito crecedero", para que cumpliera su misión durante varios cursos. No estaban los tiempos para despilfarros. Ni teníamos el dilema del "¿qué me pongo?". Entré en la casita de madera de las jesuitinas en Jardines, a los dos años y salí del colegio a los 17, después de aprobar Preuniversitario. No puedo decir que guardo un mal recuerdo de esa prolongada etapa. Todo lo contrario.


María Ángeles Sánchez


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