VIERNES DE DOLORES. ZAMORA, 1997.
La imagen gótica que preside el desfile procesional de la hermandad penitencial del Santísimo Cristo del Espíritu Santo apareció emparedada en la iglesia de su nombre. De allí parte el cortejo procesional a las 22.30 de hoy, Viernes de Dolores.
El extraordinario suceso ocurrió durante unas obras de restauración en el templo y es fácil imaginar la sorpresa, y la fascinación, de quienes hallaron la talla más antigua (siglo XIV) de la Semana Santa zamorana.
Nace esta severa procesión extramuros y se adentra en el casco antiguo atravesando estrechas callejas, laberínticos trazados urbanos que conforman un escenario de siglos para una ceremonia sobria, austera, sentida, hermosa.
El destino es la catedral, en cuyo atrio el coro de la hermandad entona el himno Christus factus est, dándose antes lectura a la Pasión de Nuestro Señor.
Es éste un acto de gran solemnidad, seguido por los presentes –cofrades, fieles y espectadores– con silencio y recogimiento.
Tras esta sentida ceremonia, la procesión retorna al punto de partida.
María Ángeles Sánchez
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