VIRGEN DE LA CUESTA. MIRANDA DEL CASTAÑAR (SALAMANCA), 1980.
Lo tiene todo. Un ritual preciso, un escenario espectacular, unos trajes y danzas tradicionales llenos de belleza, unos protagonistas sinceros y entregados… Y una Virgen a la que se profesa una gran devoción.
Fui por primera vez a la fiesta de Nuestra Señora de la Cuesta, en Miranda del Castañar, en 1980. Y ya entonces me fascinó, como ha seguido haciéndolo cada vez que he vuelto.
Paleos, danzas, relaciones (llenas de sinceridad y emotividad) y ofertorio de la priosta y las mayordomas se suceden en la mañana del 8 de septiembre.
El elegante cortejo recorre las preciosas calles de Miranda del Castañar, con su omnipresente castillo, hasta el llano de la Iglesia, donde tienen lugar todas las ceremonias.
“La vara de la justicia / se mantenga bien derecha / y que entre pobres y ricos / no existan diferencias”, decían unas viejas relaciones. Nada ha cambiado, por desgracia.
Víctor Pavón, conocido popularmente como Vito, cargó durante muchos años sobre sus espaldas la tarea de conservar, haciéndolo llegar a los más jóvenes, el rico folklore mirandeño.
“Lo único que saco de aquí es trabajo y horas de dedicación; pero da gusto ver cómo bailan los chiquillos, que son a quienes nosotros, los mayores, tenemos que pasar la antorcha”, me decía, emocionado, en 1980.
Y a fe que lo hizo.
María Ángeles Sánchez
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