domingo, 29 de agosto de 2021

MARÍA DOLORES PRADERA

 


MARÍA DOLORES PRADERA


Una señora. De los pies a la ondulada cabeza. Y en el más amplio sentido de la palabra.


En 1973, ya una grandísima dama de la canción, después de más de veinte años cantando un repertorio en el que fue precursora.


Recitales a rebosar. Un portero del madrileño teatro de la Zarzuela me dijo: "Llevo treinta años trabajando aquí y es el mayor lleno que he conocido".


Accesible, por encima de algún "intermediario de turno": "Si no les acomoda esperar, rogar, perseguir, insistir, no hagan la entrevista". Hasta que María Dolores se da cuenta de la situación y viene al rescate de la periodista.


Ese día aprendí una lección, que nunca olvido: los verdaderamente grandes son los más accesibles.


La entrevista se publicó en el diario Ya, el 1 de diciembre de 1973, con fotografías de mi amigo Joaquín Amestoy.


"Yo ando siempre depurándome. No busco a la gente, es ella la que viene a mí. No sé qué misterio será. Me pasa lo mismo en España que en América", me dijo María Dolores.


Un misterio que se mantuvo hasta el final de sus días. Y que permanece, por encima de generaciones.


Enamorada de Iberoamérica e Iberoamérica enamorada de ella: "Me interesa la forma de ser de su gente. Una España que no hemos conocido y que sin embargo debía tener gran encanto y allí está".


Una mujer que vivió su vida como quiso: "La vida privada de quien sea es privada y no tiene el menor encanto, el menor gancho para nadie".


Y que tenía las cosas muy claras: "Creo que los problemas de la vida no se resuelven cantando. Es una tribuna malísima la de la canción para hacer política, para esa cursilada del mensaje'".


Entre sus grandes amigos, muchos cantantes con "mensaje": Ana Belén, Víctor Manuel, Rosa León... "Podría ser la madre de todos esos chicos".


Una señora con un inteligentísimo y a veces descacharrante sentido del humor, convertido en famosas anécdotas.


Pocas frases tan gloriosas como ésta suya: "Yo nunca me despeino, sólo me desmeleno por dentro".


Y esta otra: "Prefiero que me quieran a que me admiren".


Querida y admirada, nadie como ella, con su piel y sus ojos transparentes, para agitar con donaire su pañuelo.


Hoy es su cumpleaños.


María Ángeles Sánchez

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