LA FOTO ESTABA ALLÍ
19 de marzo de 1996. Valencia. Plaza del Ayuntamiento. Medianoche. Cremà. Punto culminante de las Fallas.
Para llegar hasta allí, permisos, acreditaciones, atascos, empujones, aglomeraciones.
Pero ahí estoy por fin, en primera línea, frente al monumento envuelto en llamas. O, más bien, envuelto en humo.
Decepción.
No hay foto. O no hay, al menos, la foto que había imaginado y que otros años (vuelvo a las Fallas por enésima vez) había creído conseguir.
Entonces, me doy la vuelta y allí está la corte de falleras infantiles, cantando, llorando abrazadas, despidiendo su efímero reinado. Y dando rienda a sus emociones.
Trescientos sesenta y cinco días inolvidables.
El resplandor del fuego ilumina sus rostros y su bellísima indumentaria.
Todo es de verdad. Y todo está envuelto en música y en el inigualable olor a pólvora, que tan bien reconozco.
¡Suceden tantas cosas en ese instante detenido!
La foto estaba allí. Detrás, al otro lado.
Como en la propia vida, a veces lo difícil es darse la vuelta para verlo.
A menudo pienso que sólo por esta fotografía habría valido la pena dedicarme a esto.
Tal es el cariño que le tengo.
María Ángeles Sánchez
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