LAS RAJAS. GALISTEO (Cáceres). Volví en 2003 (había ido por primera vez en 1981). Y es una de las Nochebuenas más bonitas que recuerdo. Los cofrades de la hermandad del Niño Dios recorren las casas de cada uno de ellos, cubiertos con antiguas capas de paño negro y cantando villancicos tradicionales (si están de luto se reza un padrenuestro). Se acompañan de la caja, o tambor y de castañuelas gigantescas. A esta ronda se le da el nombre de hacer las rajas.
Al caer la tarde, el muñidor sale tocando la caja y convocando a cabildo en casa del mayordomo, donde en lugar principal colocan una cuna con una imagen del Niño Dios, al que todos los cofrades reverencian, según van entrando en el zaguán.
En el cabildo, al que está prohibida la asistencia a cualquier extraño, se lleva a cabo la elección de nuevos cargos, si hubiese vacantes. Los hermanos han de ser 33, en recuerdo de los años que vivió Jesucristo y se suceden por vía familiar. En la votación, secreta, un garbanzo es símbolo de sí y un altramuz, de no.
En la ronda, el decano (el cofrade más antiguo) porta un farol de aceite encendido.
Al día siguiente, a las 15.00, representan en la plaza un Auto de Navidad, elegido por el mayordomo de entre la treintena de que disponen y ensayado por el regla, que es también el secretario. El último cargo es el de carantoña, figura que pone el contrapunto burlesco.
La fundación de la cofradía se remonta al siglo XVII. Las primeras ordenanzas que se conservan son de 1762.
María Ángeles Sánchez
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