DANCE DE SANTA ANA. CASTEJÓN DE MONEGROS (HUESCA), 2003.
El sempiterno enfrentamiento entre el bien y el mal adquiere en el dance de Santa Ana forma de ángel infantil y fiero demonio embadurnado de negro, que surge de un barranco en el trayecto entre la ermita de la santa (“cerquica del pueblo”), adonde se han trasladado en romería, y la localidad.
El ángel, naturalmente, se enfrenta a él y, tras un breve diálogo, vence. Como debe ser.
Desaparecido en 1965, el dance de Castejón de Monegros se recuperó unos años después. A partir de 1973, y ante la ausencia de relevo generacional masculino, se incorporaron dos cuadros (de los cinco que lo componen) integrados por mujeres. Pero “luego los hombres no quisieron hacerse cargo”, me contaban en 2003. Y desde 1982 siguieron las mujeres solas, aunque señalan que estarían encantadas de que volvieran a sumarse los hombres.
El dance se interpreta a los sones de la gaita de boto, de doble lengüeta, típica del folklore aragonés. A punto de extinguirse, se recuperó a finales de los setenta del pasado siglo. Hoy, su continuidad está asegurada con numerosos gaiteros.
El baile recuperado hasta ahora es el de palos, pero en su día también hubo danza de espadas, pastoradas y demás componentes de los dances aragoneses.
María Ángeles Sánchez
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