lunes, 18 de abril de 2022

INSTAGRAM

 


LUNES DE MONA. ELCHE (ALICANTE), 1968


Íbamos en pandilla y regresábamos de dos en dos.


En aquellos tiempos (¡vivía Franco!), la Semana Santa era la Semana Santa y no es de extrañar que los niños y niñas de entonces recibiéramos el lunes de mona como una auténtica liberación.


No había cine y la radio y la incipiente televisión en blanco y negro adaptaban la programación a la gravedad del momento. En las ciudades medianas y laboriosas, como Elche, no se sabía lo que era una discoteca.


Finalmente -gozosamente- llegaba la mona: preparábamos las playeras (teníamos sólo un par) y las primeras ropas de casi verano.


En la cesta, bocadillos, tortilla de patata, filetes empanados, ensalada, habas tiernas, alcachofas, bacalao y huevos duros, envueltos en el dulce aroma de las fogasetas.


Los más privilegiados completaban la impedimenta con un picú portátil, provisto de unos cuantos discos de 45 revoluciones, o un aparatoso radiocasete a pilas. 


Pero, por encima de todo, teníamos -durante un día que los adultos siempre respetaban- libertad.


Nos dejaban ir solos al campo, caminar por carreteras a menudo flanqueadas de árboles y sin apenas tráfico, llegar tarde a casa.


No sabíamos entonces que estábamos perpetuando una tradición que algunos quieren romana, cumpliendo ancestrales ritos de fertilidad, festejando el triunfo de la naturaleza que renace tras el invierno.


Sólo sabíamos que íbamos en pandilla y regresábamos de dos en dos, intentando que la oscuridad de la noche primaveral ocultara unas manos emocionadamente entrelazadas por vez primera.


Y procurando que los faros de los coches no nos descubrieran.


María Ángeles Sánchez


https://www.instagram.com/p/CcdyIF7rl7D/?igshid=YmMyMTA2M2Y=

#lunesdemona #lunedepascua #fiestaspopulares #tradiciones #traditions