martes, 1 de marzo de 2022

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PERO PALO. VILLANUEVA DE LA VERA (CÁCERES). 1976

Fui al Pero Palo por primera vez en 1976. Y me quedé enganchada a una fiesta a la que he regresado en repetidas ocasiones, presidida por ese muñeco grande hecho de paja, vestido de forma elegante y severa y tocado de negro sombrero.

Su inconfundible cabeza de madera siempre se salva de la quema. También la ropa, que habrá de servir para el año siguiente.

Los adolescentes varones (antaño, quintos) dan rienda suelta a su fuerza a veces violenta en el ofertorio de las calabazas, en el que, también es verdad, participa quien quiere.

Pero, por encima de todo ello, está la alegría de los viejos y viejas veratos, que visten lo mejor de sus ricos trajes tradicionales. 

Sobre el incierto significado del Pero Palo existen diferentes versiones.

Su final es siempre el mismo: muerte al atardecer del martes de carnaval.

Hasta que eso llegue se suceden los bailes, las vueltas peropaleras (cortejo que recorre las estrechas calles a los sones de tamboril y dulzaina), las coplas y el baile de la bandera.

María Ángeles Sánchez