EL COLACHO. CASTRILLO DE MURCIA (BURGOS). 1981 Y 1985.
El Colacho es uno de los personajes más singulares que aparecen en la celebración del Corpus Christi. Y hay muchos.
Ataviado con traje de vivos colores (rojo, amariilo, verde); cubierto por una máscara, que se retira en el momento del salto; con un enorme castañuelón en una mano y un zurriago en la otra, salta por encima de los colchones que, llenos de niños y niñas nacidos desde el Corpus anterior, se colocan a lo largo del recorrido de la procesión.
En este salto del Colacho -para algunos, la imagen del demonio que huye ante la presencia de la custodia- se ha querido ver, a lo largo de los siglos, un rito según el cual los pequeños quedan libres de cualquier enfermedad relacionada con la hernia.
La celebración data de 1620 y está organizada por la cofradía del Santísimo Sacramento, compuesta por dos amos, dos mayordomos (el Colacho y el atabalero, que viste levita negra y no deja de tocar su enorme atabal), un secretario y un abad, que componen una sobria y elegante comitiva.
María Ángeles Sánchez
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