viernes, 3 de febrero de 2023

INSTAGRAM

 


 NEGRITOS DE SAN BLAS. MONTEHERMOSO (CÁCERES), 1999.


Los vi por primera vez en 1984. Durante cuatro o cinco años, a finales de los setenta, no hubo Negritos. En 1983 y para evitar que se perdiera la tradición (el gasto corría a cargo del mayordomo y algunos preferían no hacerlo), les pagó el Ayuntamiento. En 1984 bailaron de nuevo, interpretando alguna de las 17 danzas que figuran en su singular repertorio.


Tenía entonces el grupo un aire misterioso. Estaba compuesto por miembros de escasas familias, que se transmitían sus saberes –y el honor y la responsabilidad– de generación en generación.


“Los mayores”, me contaban en 1984 en el pueblo, “no quieren que se divulgue. El más joven tiene 28 o 29 años”.

La música corría entonces y desde hacía muchos años a cargo de Argimiro Quijada Pulido, uno de los mejores tamborileros de Extremadura, que utilizaba también una flauta de madera.


Esos componentes legendarios impregnan una de las más brillantes manifestaciones del riquísimo folklore que aún perdura en Montehermoso.


Son seis danzantes, el palotero y un tamboril. El palotero, aunque adopta a menudo actitudes cómicas, no abandona por ello su preciso cometido de dirigir la danza.


Su cara tiznada les proporciona un aspecto muy singular, al tiempo que les da nombre: los Negritos de San Blas.


Montehermoso conserva numerosas e interesantísimas tradiciones, así como uno de los repertorios de folklore más rico de Extremadura.


María Ángeles Sánchez

https://www.instagram.com/p/CoLJWAdjT5m/?igshid=YmMyMTA2M2Y=