domingo, 5 de febrero de 2023

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LAS ÁGUEDAS. MIRANDA DEL CASTAÑAR (SALAMANCA), 1988.


Cuando las conocí, en 1988, tenían la frescura y el empuje de muchas de las tradiciones felizmente recuperadas. Se habían perdido en los demoledores años cincuenta del pasado siglo y volvieron a las preciosas calles de este pueblo serrano en 1974.


Entonces (y durante muchísimos años) la música estaba en manos del emblemático tamborilero Víctor Pavón, el popular Vito, consustancial a las fiestas de Miranda del Castañar.


Aquí, al igual que en otras localidades donde se celebran las águedas, la vara, o bastón de la autoridad, en manos de las mujeres simboliza su asunción –por un día– del poder.


A pesar de que, según el refranero, “lo que no logran barbas lo logran faldas”, lo cierto es que, si ha habido un perdedor en la historia ha sido, con demasiada frecuencia, la mujer.


Bien está entonces que, el día de su patrona (especialmente de aquellas que amamantan a su hijos), Santa Águeda, sean ellas las que jueguen la bandera, mientras los hombres agachan la cabeza o se tumban incluso en el suelo, en señal de coyuntural, efimera y festiva sumisión.


María Ángeles Sánchez

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