jueves, 5 de enero de 2023

INSTAGRAM




MARUJA MALLO.


Son el epítome de la modernidad. Ella. Y su obra.

La pintora Maruja Mallo, que salió de España camino de Buenos Aires apenas iniciada la Guerra Civil, era un leve recuerdo para las nuevas generaciones. Para algunos, ni eso.

Volvió del exilio en Argentina en 1965. Y en seguida conectó con el escaso mundo artístico y cultural de la época.

Pero la eclosión de su popularidad llegó a finales de los setenta del pasado siglo, cuando la Movida madrileña la adoptó, convirtiéndola en su musa e icono.

Y ella -liberada, independiente, transgresora- aceptó encantada su papel. Le gustaba mucho la juventud. "La muchachada", solía decir.

Ella, que había sido pionera en todo: surrealismo, "sinsombrerismo", feminismo, vanguardismo...

Y había creado un personaje sobre su persona: excéntrica, dicharachera, supermaquillada. Pero lúcida y coherente hasta el final.

Una mujer fascinante que amó con intensidad (entre otros, a Miguel Hernández y a Rafael Alberti); que vivió en París, Buenos Aires, Chile, Montevideo, México y Nueva York y que compartió trabajo y existencia con Concha Méndez, Dalí, Lorca, Buñuel, María Zambrano, Margarita Manso, Ortega y Gasset, Victoria Ocampo, Falla, Gómez de la Serna, Magritte, Miró, Picasso, Neruda y Gabriela Mistral, entre una lista interminable de hombres y mujeres apasionantes.

Pero, sobre todo, una excepcional pintora, con una férrea disciplina, extremadamente cuidadosa con los materiales, lenta en la elaboración de sus cuadros: unos 115 en toda su vida.

Y profundamente libre.

Ana María Gómez González-Mallo nació el 5 de enero de 1902 en Viveiro (Lugo).

Hoy es su cumpleaños.

María Ángeles Sánchez

📷 "El racimo de uvas", de Maruja Mallo. Exposición antológica en la galería Guillermo de Osma, Madrid, 2017.

https://www.instagram.com/p/CnAjXt4jzN3/?igshid=YmMyMTA2M2Y=